

FAPUV SALUDA A LOS ESTUDIANTES EN SU DÍA
Hace 63 años, los estudiantes de educación media y los estudiantes universitarios se rebelaron contra la dictadura perezjimenista con la huelga estudiantil y las acciones de calle impulsadas por el Frente Universitario. La protesta fue reprimida duramente por los cuerpos policiales y la policía política allanó la Universidad Central de Venezuela, detuvo arbitrariamente a numerosos estudiantes y cerró los centros de Educación Superior. Por esta lucha, clave en el derrocamiento de la dictadura, el 21 de noviembre es el Día del Estudiante en Venezuela.
Hoy, como entonces, una tiranía ha cerrado la educación superior en Venezuela. La diferencia es que esta vez no lo ha hecho con uniformados armados sino con la pulverización del presupuesto universitario y la destrucción del salario: el trabajo académico no se remunera en Venezuela.
La pandemia por COVID-19 ha llevado a las universidades del planeta a explorar y adaptar sus planes de estudio a formas de enseñanza a distancia y en línea. En Venezuela, la respuesta se ha limitado a declaraciones oficialistas hueras de llamados a clase y repartición de cupos sin garantizar las condiciones materiales indispensables para que el derecho a la educación universitaria de calidad, consagrado en la Constitución, se haga realidad.
La reprogramación del período académico interrumpido por la pandemia por parte de los consejos universitarios debe garantizar la calidad de la educación, el desarrollo de la investigación científica y los derechos de profesores, estudiantes, empleados y obreros, activos y jubilados. Al movimiento universitario le corresponde unirse en la lucha por la restitución de estos derechos. Y en esa unidad, debe privar la defensa de la educación de calidad para todos. Educación de calidad con equidad es la consigna.
La brecha de la equidad se amplió con la Covid-19. En estas circunstancias, una política académica que no considere la realidad social del país puede empujar a los estudiantes más vulnerables al abandono, por fallas en los servicios, carencia de internet y equipos, y profundización de la pobreza en el hogar, y aumentar la exclusión considerablemente. Similar situación vive la comunidad profesoral nacional, con mayor dificultad en el interior de la República, y en general, con poco acceso a servicios permanentes de agua, electricidad e internet, y a los bienes materiales y culturales indispensables para el trabajo académico.
La apertura de los nuevos períodos académicos debe garantizar el acceso de todos nuestros estudiantes y la participación de todos nuestros profesores. Porque la universidad no se va a salvar con una política de ir dejando en el camino a los estudiantes que no tienen los recursos para acceder a una clase en línea. No se va a salvar con una política de abandonar en el camino a los profesores que no tienen el equipo, ni los servicios, ni ingresos económicos alternativos al salario para seguir sosteniendo la educación universitaria sobre sus hombros. Eso sería vaciar a la universidad de talento y de relevo.
Unamos nuestras fuerzas para volver a las aulas preservando la dignidad de nuestros estudiantes, la dignidad de nuestros profesores, empleados y obreros, y la calidad de nuestra educación.
“ES FAPUV UNA TIERRA DE HORIZONTES ABIERTOS, EN LA CUAL SE SIEMBRAN LUCHAS Y SE COSECHAN DERECHOS”
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Caracas, 21 de noviembre de 2020